Nos dejan en el correo de Miel este poético a la par que curioso texto, que tenemos a bien reproducir para vosotros. No sabemos si quien lo envía es autor o solo difusor, en cualquier caso está currado y, desde luego, es sentido...
cortesía de Daniel de Cullá
Diarrea del viajero místico
La Pedofilia, enfermedad carismática de curas, cardenales, religiosos y devotos es de origen divino y ha pasado al milenio junto a nombres de personajes ilustres de la Iglesia principalmente. (Ver el vídeo de la BBC: “Los Crímenes sexuales del Vaticano”). Hoy como ayer, la mística y su noche del sentido pasan vía tercer ojo y los ejercicios espirituales, los sacrificios con cilicio y látigo todo le hacen mucho más atractiva porque la espiritualidad, lo sabemos, va a lomos de un Asno y algún historiador ya ha referido que alguno de estos encumbrados ha hecho escuela en que de Pedorrear se dan preceptos y todo. ”La noche del Amor pasa por el Ano santo” han dejado bien probado los místicos. Así ese “mea culpa” de muchos sacerdotes y clérigos pedófilos ha puesto al descubierto esta practica habitual de robar trocitos de cielo en los cuerpos de los infantes, atravesando “el recto camino de cabello de ángel” como ellos dicen.
...por donde la comunión con el Amado llega antes al Duodeno que es la cámara regia, “La Magenstrasse” donde el espíritu se abre y se cierra gracias a las contracciones espirituales, digan lo que digan los incrédulos o ilusos que niegan que los curas grande aprecio al Rebuzno del Asno sobre el cuerpo de los niños hayan tenido, contracciones fúndicas por donde se abre paso el “quimo” del Amamantado en la historia verídica de una no deseada “fondie” en el estómago real del joven donde exponen los caraculos majaderos de dios esa “diarrea del místico placer en el Duodeno”. Curioso seminarista madrileño del Barrio de Las Vistillas muy guardado nos habla de los rasgos más característicos de esa “diarrea mística” en el cuerpo santificante de los pedófilos religiosos:
1.
Habitualmente el cuadro se presenta en la primera semana de entrar en el convento, círculo o seminario, donde con la mirada estos bobos de baba, priores y/o encargados del orden divino examinan de arriba abajo a los neófitos. "Tú, tú, sí, estás elegido de ser mi ayudante". Y como el joven no conoce al hombre bien, al cura o al Jumento, va como lo que es, como un inocente.
2.
Pasado un tiempo de gracias, bondades y donaires, aparece de forma abrupta, a veces invitándote a ver el canario, otras al agacharte para doblar la sábana una mano al universo del culo ventajas grandes quiere robarle.
3.
Después lo demás. Y luego, las tertulias, los dimes y diretes. La vergüenza por culpa de los sinvergüenzas. Me importa, sí, que lo sepa el mundo. Que la fe no es tal cual la creemos. Los padres de la Iglesia siempre cabalgaron en Asnos, “cagüen la leche que mamaron y me dieron a mamar”.